En un reino en crisis, el rey Magnánimus pretende eliminar a sus tres
sabios consejeros, pero les propone una acertijo que si lo resuelven
les perdonará la vida. El rey coloca a los tres sabios en fila india.
-”Dispongo de cinco sombreros, tres blancos y dos negros. Os colocaré a
cada uno de vosotros uno de estos sombreros en lo alto de vuestra
cabeza, de manera que seréis capaces de ver el sombrero que lleva el
que está enfrente vuestro pero no el vuestro (de modo que el último
sabio de la fila ve a los otros dos, el segundo sabio solo ve al
primero y el primer sabio no ve a ninguno de los otros sabios). El
juego consiste en que debéis de adivinar lo antes posible el color del
sombrero que lleváis y justificar como lo habéis adivinado. Pero si uno
de vosotros se equivoca, morireis los tres!!!”- dijo el Rey. Entonces
el Rey colocó a cada uno de los tres uno de los sombreros blancos y
guardó los dos negros. Empezó preguntando al último de la fila que no
respondió nada. Continuó preguntando al segundo que tampoco respondió.
Y cuando le tocó al primero, éste respondió: -”Majestad, ¡mi sombrero
es blanco!!”-.
¿Por qué?
sabios consejeros, pero les propone una acertijo que si lo resuelven
les perdonará la vida. El rey coloca a los tres sabios en fila india.
-”Dispongo de cinco sombreros, tres blancos y dos negros. Os colocaré a
cada uno de vosotros uno de estos sombreros en lo alto de vuestra
cabeza, de manera que seréis capaces de ver el sombrero que lleva el
que está enfrente vuestro pero no el vuestro (de modo que el último
sabio de la fila ve a los otros dos, el segundo sabio solo ve al
primero y el primer sabio no ve a ninguno de los otros sabios). El
juego consiste en que debéis de adivinar lo antes posible el color del
sombrero que lleváis y justificar como lo habéis adivinado. Pero si uno
de vosotros se equivoca, morireis los tres!!!”- dijo el Rey. Entonces
el Rey colocó a cada uno de los tres uno de los sombreros blancos y
guardó los dos negros. Empezó preguntando al último de la fila que no
respondió nada. Continuó preguntando al segundo que tampoco respondió.
Y cuando le tocó al primero, éste respondió: -”Majestad, ¡mi sombrero
es blanco!!”-.
¿Por qué?